fin del imperio de alejandro magno


Demóstenes condena a Filipo de Macedonia
Entre los griegos, Demóstenes, sobre todo, reaccionó de manera muy enérgica en contra de la creciente fuerza y de las políticas expansionistas del rey Filipo II. Demóstenes pronunció una serie de discursos en la asamblea ateniense en los que describió a Filipo como un hombre bárbaro y despiadado. Este fragmento pertenece a la Tercera Filípica, probablemente pronunciada en el año 341 a. de C.
Demóstenes, Tercera filípica
Sin embargo, hago la observación de que todos los hombres, y sobre todo vosotros, le habéis concedido algo que ha sido la causa de todas las guerras que han emprendido los griegos. ¿Y qué es esto? El poder de hacer lo que le plazca, de saquear y desollar con calma a los griegos uno por uno, y de atacar sus ciudades y reducirlas a la esclavitud. Aun criando vuestra hegemonía sobre Grecia duró 73 años, la de Esparta 29 y en estos últimos tiempos Tebas también ha ganado cierta clase de autoridad, después de la batalla de Leucra. Pero ni a vosotros, hombres de Atenas, ni a los tebanos ni tampoco a los lacedemonios [los espartanos] jamás, los griegos concedieron el derecho de actuar irrestrictamente, o (le manera similar. Por el contrario, cuando vosotros, o más bien, los atenienses de aquella época creyeron conveniente mostrar un deseo de consideración en el trato con otros, todos pensaron que era su obligación, incluso aquellos que no teman motivo de queja en contra de ellos, ir a la guerra para ayudar a los que habían sido agraviados... A pesar de todos los yerros cometidos por los lacedemonios durante esos 30 años, y los cometidos por nuestros ancestros en aquellos 70 años de supremacía, éstos son menores, hombres de Atenas, que las fechorías que Filipo ha cometido con los griegos durante los casi 13 años en los que ha llegado a la cima, o más bien, tales yerros no constituyen sino una parte de las fechorías antes mencionadas... Ay!, y vosotros sabéis esto también, que los agravios que los griegos sufrieron por parte de los lacedemonios o por parte vuestra, los sufrieron en todas las circunstancias de manos de hijos legítimos de Grecia, y habrán de considerarse sus actos como los actos de un hijo legítimo, nacido para tener grandes propiedades, quien habrá de ser culpable por cometer alguna falta o yerro en la administración de su heredad; en ese grado será merecedor de censura y reproches, pero no podrá decirse, del que estaba actuando, que no era de nuestra sangre, ni legítimo heredero. Pero si algún esclavo o hipotético bastardo hubiera despilfarrado y malbaratado algo a lo que no tenía derecho, cielos!, todos hubieran expresado cuán monstruoso y exasperante resultaba eso! Empero, no mostraron ese desasosiego respecto a Filipo y su actual conducta, a pesar de que no sólo no es griego, ni está relacionado con los griegos sino que ni siquiera es un bárbaro de cualquier parte que pueda nombrarse con honor, sino un pestilente bribón de Macedonia, de donde nunca fue posible adquirir un esclavo decente.
Alejandro Magno
Alejandro sólo tenía veinte años cuando se convirtió en rey de Macedonia. En sólo doce años logró tanto, que desde entonces se le conoce como Alejandro Magno. El padre del ilustre conquistador, que había llevado a Alejandro a campañas militares, lo preparó en muchas formas para que asumiera el reinado y, de hecho, en la importante batalla de Queronea le dio el mando de la caballería después del asesinato de su padre, Alejandro actuó rápidamente para hacer valer su autoridad, asegurar las fronteras de Macedonia y disolver una rebelión en Grecia. Después puso su atención en el sueño de su padre: la invasión al Imperio Persa





Busto de Alejandro Magno. Este busto de Alejandro Magno es una copia romana de la cabcia dc una estatua, posiblemente de Lisipo. Aunque aspiraba a ser otro Aquiles heroe trágico de la Iliada de Homero, Alejandro también buscó mas honores divinos. Afirmaba ser descendiente de Hlércules, héroe griego adorada como dios y, como faraón de Egipto, recibió reconocimiento como deidad viviente

Las conquistas de Alejandro
No cabe duda que Alejandro estaba tentando mucho la suerte al atacar el Imperio Persa, el cual, aunque debilitado en algunos aspectos, todavía era un estado fuerte. La flota de Alejandro era inferior a la armada persa, la cual reclutaba sus naves de los fenicios y de otros pueblos costeros del occidente de Asia; además, difícilmente se podía decir que sus finanzas estuvieran en su mejor momento.
El ejército de Alejandro tendría que vivir fuera del ambiente rural y obtener victorias rápidas con el fin de hacerse de los recursos necesarios para continuar la batalla. Lo la primavera del año 334 a. de C., Alejandro penetró en Asia Menor con un ejército de alrededor de 37 000 hombres. Casi la mitad de éstos eran macedonios, y el resto eran griegos o de otros pueblos aliados, La caballería, que desempeñaría un papel decisivo como fuerza de choque, se componía de alrededor de 5000 elementos. Al ejército lo acompañaban arquitectos, ingenieros, historiadores y científicos, indicación clara de la gran visión de Alejandro, así como de las expectativas optimistas que alentaba al comienzo de su campaña.
Su primera confrontación con los persas —en la batalla del río Gránico, en el año 334 a. de C. casi le costó la vida; no obstante, llego a representar una gran victoria. En la primavera del año 3331. de C., toda la mitad occidental de Asia Menor había caído en las manos de Alejandro, y las ciudades griegas jónicas del suroeste de Asia Menor habían sido liberadas” del opresor persa. No todos estos estados querían ser liberados y, más bien, consideraban a Alejandro simplemente como su nuevo amo.
Mientras tanto, el rey persa Dario III movilizaba sus fuerzas para detener el ejército de Alejandro. Aunque las fuerzas persas eran numéricamente superiores a las de Alejandro, la batalla de Isos se libró en un terreno angosto que suprimía la ventaja de la superioridad persa, por lo que resultó otro éxito macedonio. La causa no se vio favorecida por el hecho del retiro espectacular de Darío del campo de batalla en un momento que todavía no estaba claro quien resultaría victorioso. Después de su victoria en Isos del año 333 A.C. Alejandro sitio las ciudades portuarias de Tiro y Gaza, con el fin de evitar el control pesa del mar. Egipto capituló sin presentar batalla, así que para el invierno de 332 a.C. Siria, Palestina y Egipto estaban bajo el dominio de Alejandro. Asumió el tradicional título de faraón de Egipto y fue aclamado como hijo de Amón”, que para los griegos equivalía a ser considerado como el hijo de Zeus. Alejandro también construyó la primera de una serie de ciudades que adoptaron su nombre (Alejandría), la cual sería la capital administrativa griega de Egipto. Llegaría a ser (hasta nuestros días) una de las más importantes ciudades en el mundo mediterráneo.
En tanto, Darío daba muestras de tener voluntad de concertar la paz, ofreciendo a Alejandro toda la tierra que estaba al occidente del río Eufrates. Este rechazó el ofrecimiento e inició la ofensiva. Se movilizó ahora hacia el territorio de los reinos del antiguo Cercano Oriente y, en el verano del año 331 a. de C., entabló la decisiva batalla contra los persas en Gaugamela. En dicho lugar, era evidente que las fuerzas de Alejandro eran inferiores en número en comparación con el ejército persa, el cual se había emplazado en una planicie abierta y despejada con objeto de que los carros de guerra pLidieran maniobrar a sus anchas. Alejandro pudo romper el centro de la línea persa con una caballería pesada, a la cual siguió la infantería. La batalla derivó en una fuga desordenada, pero Darío se las arregló para escapar. Después de su victoria en Gaugamela, Alejandro entro en babilonia y luego se dirigió a las capitales persas de Sosa y Persépolis, donde se apropio de los tesoros persas y se adueñó de inmensas cantidades de oro y plata.

Alejandro y Darío en la batalla de Isos. Este mosaico helenístico tardío proveniente de Pompeya describe la batalla de Alejandro y Darío III, rey de Persia, en lsos, en el año 333 a. d C. Alejandro desembarcó sus tuerzas en el oeste de Asia Menor, en el año 334 a. de C, con el fin de comenzar su campaña persa, y enfrentó primero a Darío en Isos, donde el angosto terreno inutilizó a la macona de los persas.


Alrededor del año 330 a.C, Alejandro se puso de nuevo en marcha. Después que Darío fuera asesinado por uno de sus propios hombres, Alejandro asumió el titulo y las ¡unciones de Gran Rey de los persas. Sin embargo, no le satisfacía descansar sobre los despojos del Imperio Persa. En los siguientes tres años, se movilizó hacia el este y noroeste, llegando hasta el lejano Pakistán actual. En el verano del año 327 a. de C., penetró en la India, que en ese entonces estaba dividida en varios estados en guerra. En el año 326 a. de C., Alejandro y SUS ejércitos llegaron a las llanuras noroccidentales de la India. En la batalla del río Hydaspes, Alejandro ganó una batalla brutalmente peleada Cuando Alejandro manifestó su determinación de marchar al este para conquistar más territorio de la India, sus soldados, cansados de una campaña tras otra, se amotinaron y se rehusaron a continuar. Alejandro accedió a sus demandas y estuvo (le acuerdo con regresar, de modo que condujo a sus tropas por el sur de Persia, a través del desierto Gedrosiano, donde sufrió fuertes pérdidas a consecuencia de las abrumadoras condiciones del desierto. Alejandro y lo que quedaba de su ejército se dirigieron a Susa y después a Babilonia, donde planeó más campañas. Pero, en el mes de junio del año 323 a. de C. debilitado por sus heridas, la fiebre y, tal vez, un exceso de alcohol, murió a la temprana edad de treinta y dos años.
Los ¡deales de Alejandro
Alejandro es uno de los grandes personajes más enigmáticos de la historia. Los historiadores, aun basándose en las mismas fuentes brindan distintas descripciones de él. Algunos lo pintan como un visionario idealista, y otros, como un ser maquiavélico y despiadado ¿Como se concebía a sí mismo Alejandro Magno? Sabemos que buscaba imitar a Aquiles, el héroe del poema la Ilíada de Homero. Bajo su almohada Alejandro tenía una copia de la lijada y una daga. También afirmaba ser descendiente de Hércules, el héroe griego al cual llegó a adorarse como un dios. Sin lugar a dudas, Alejandro aspiraba a recibir honores divinos; como faraón de Egipto se convirtió en un dios viviente, de acuerdo con la tradición egipcia e, incluso, en determinado momento, expidió instrucciones a las ciudades griegas para que lo declararan Dios.
Algunos historiadores han argumentado que Alejandro creía en un ideal de humanidad universal. Como evidencia, citan el hecho de que alentaba a sus soldados a contraer matrimonio con las mujeres nativas, y en Susa, en el año 324 a. de C., celebró en masa unas nupcias de diez mil de sus soldados con nativas. Alejandro mismo se casó con mujeres orientales (Estateira hija de Darío, y Roxana, hija de un barón bactriano). ¿Estaba Alejandro actuando en aras de un elevado ideal o, simplemente, buscaba una manera pragmática de unificar sus dominios recién obtenidos? Al inicio de sus conquistas, asumió actitudes de gobernante persa. Se autonombró Gran Rey y exigió a sus súbditos que se inclinaran ante él, al estilo persa. Vistió vestimentas persas, utilizó a persas como administradores adiestró a jóvenes nativos en los métodos militares macedonios los sus compatriotas macedonios objetaron estas trazas de despotismo, así como el trato igualitario que daba a los persas. Algunos llegaron al extremo de intentar asesinarlo. Sin embargo, Alejandro debió haber sentido la necesidad de fusionar a griegos y macedonios junto con los persas en una sola clase gobernante que le garantizara el control de un imperio tan extenso. Uno se queda con la impresión personal de que él aspiraba más a una monarquía autocrática, que a una encumbrada visión de la unión de la humanidad.
El legado de Alejandro
Pese a sus ideales, motivos o puntos de vista sobre si mismo, un hecho se impone: Alejandro creó en verdad una nueva era, la helenística. III término helenístico proviene de una palabra griega que significa “imitar a los griegos”. Así, este calificativo resulta apropiado para describir una era que atestiguó la difusión de la lengua y las ideas griegas en el mundo no griego del antiguo Cercano Oriente. La destrucción de la monarquía persa a manos de Alejandro extendió el gobierno griego—macedonio a lo largo de una dilatada área. Creó oportunidades para los ingenieros, intelectuales, mercaderes, soldados y administradores griegos. En tanto que los griegos continentales seguían comprometidos con los ideales de tas ciudades-estado, aquellos que siguieron a Alejandro y a sus sucesores participaron en una nueva unidad política basada en el principio de la monarquía. Alejandro había transformado su ejército de ser una fuerza macedonia a convertirse en una fuerza internacional, la cual le había jurado exclusiva lealtad a él. Después de su muerte, sus sucesores se valieron de la fuerza para establecer monarquías militares que dominaron el mundo helenístico. El poder autocrático —basado en la fuerza militar y en las pretensiones de un gobierno divino— llego a convertirse en una característica usual de dichas monarquías helenísticas y fue parte del legado político que Alejandro dio al mundo helenístico. Su visión de imperio fue sin duda inspiró a los romanos que, por supuesto, lucren los herederos reales del legado tic Alejandro.
No obstante, Alejandro también dejó un legado cultural. Como resultado de sus conquistas, la arquitectura, la literatura, la lengua y-el arte griegos se diseminaron por todo el Cercano Oriente. Los centres urbanos de la época helenística —muchos de los cuales fueron fundados por Alejandro y sus sucesores—se convirtieron en impulsores de la difusión de la cultura griega. Alejandro fundó una serie de ciudades y de asentamientos militares, llamados Alejandría, para proteger puntos estratégicos y para supervisar amplias áreas. La mayoría de los colonizadores eran mercenarios griegos. Se ha calculado que en el curso de sus campañas, Alejandro reclutó de 60.001 a 65.000 mercenarios adicionales provenientes de Grecia, de los cuales, cuando menos 36.000 se establecieron en las guarniciones militares y en las nuevas ciudades. A la vez que los griegos esparcían su cultura hacia el este, ellos mismos se veían influidos de manera inevitable por los USOS orientales. Así, el legado de Alejandro incluía una de las características básicas del mundo helénico: el choque de la fusión de culturas diversas.
Alejandro se reúne con un rey hindú
En sus campañas en la India, Alejandro peleó varias batallas difíciles :En la batallas del rio Hydaspes tuvo a un fuerte oponente en la persona del rey hindú Poro, después de vencer a Poro, Alejandro lo trató con respeto, según Ariano, el antiguo biógrafo de Alejandro.
Ariano, las campañas de Alejandro
En la acción Poro demostró ser todo un hombre, no sólo como comandante, sino como soldado del valor más real. Cuando vio a caballería dispersa, a la mayoría de sus soldados muertos y a sus elefantes muertos o vagando sin rumbo y desconcertado por lo que acontecía en el campo de batalla su comportamiento fue muy distinto al del rey persa Darío: a diferencia de Darío, él no dirigió la lucha para salvar su pellejo, sino que tan pronto como se -lograba reunir una sola unidad de sus hombres, peleaba con bravura. Fue sólo hasta que lo hirieron que dio vuelta al elefante en que iba montado y empezó la retirada... Alejandro, ansioso por salvar la vida de este valiente y gran soldado, envió a un hindú llamado Meroes, un hombre del que le dijeron había sido amigo de Poro por mucho tiempo. Poro escuchó el mensaje de Meroes, detuvo su elefante y desmontó, estaba muy angustiado por la sed, de modo que cuando revivió después de beber, le dijo a Meroes que lo llevara con presteza ante Alejandro.
Alejandro informado de su llegada, cabalgó para reunirse con él... Cuando se encontraron, refrenó su corcel y observó a su a adversario con admiración: representaba la magnífica figura de un hombre, con más de 2 metros de estatura y de gran belleza personal; su porte no había perdido nada de su orgullo; su aire era el de un valiente que se reúne con otro, de un rey en la presencia de otro, con quien él había peleado honorablemente por su reino.
Alejandro fue el primero en hablar. “Qué,” dijo, “deseas que haga contigo? “Trátame como se trata a un rey”,…se dice fue lo que contestó Poro. “Por mi parte,” dijo Alejandro, complacido por la respuesta, “tu petición será concedida. ¿Pero, no hay algo que desees para ti?” “Todo” dijo Poro, “está contenido en esta ultima petición”
La dignidad de estas palabras dieron a Alejandro incluso más placer, y devolvió a Poro la soberanía sobre sus súbditos agregando a su reino otro territorio incluso más grande. Así que, en realidad, trató a un valiente como se trata a un rey, y de ahí en adelante encontró en él, en todo sentido, a un amigo leal.

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