enfermedades de transmicion sexual

La clamidia es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) frecuente, causada por la bacteria Chlamydia trachomatis, que puede dañar los órganos reproductivos de la mujer. Aunque generalmente la clamidia no presenta síntomas o tiene síntomas leves, hay complicaciones graves que pueden ocurrir “en forma silenciosa” y causar daños irreversibles, como infertilidad, antes de que una mujer se dé cuenta del problema. La clamidia puede también causar secreción del pene en un hombre infectado.

La clamidia es la enfermedad de transmisión sexual bacteriana reportada con mayor frecuencia en los Estados Unidos. En 2004, los 50 estados y el Distrito de Columbia reportaron 929,462 infecciones por clamidia a los CDC. Muchos casos no se reportan porque la mayoría de las personas con clamidia no saben que tienen la infección y no se hacen pruebas para detectar la enfermedad. Además, es frecuente que se traten los síntomas y no se hagan las pruebas de detección. Se estima que 2.8 millones de estadounidenses resultan infectados por clamidia cada año. Las mujeres se vuelven a infectar frecuentemente si sus parejas sexuales no reciben tratamiento.

La clamidia puede ser transmitida durante relaciones sexuales vaginales, anales o durante las relaciones sexuales orales. La clamidia también puede ser transmitida de una madre infectada a su hijo durante el parto vaginal.
Toda persona sexualmente activa puede ser infectada con clamidia. Entre mayor número de parejas sexuales tenga la persona, mayor es el riesgo de infección. Las niñas adolescentes y las mujeres jóvenes que son sexualmente activas están expuestas a un mayor riesgo de infección porque su cuello uterino (la abertura del útero) no se ha desarrollado completamente. Debido a que la clamidia puede transmitirse por relaciones sexuales orales o anal, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres también están en peligro de contraer la infección clamidial.

A la clamidia se le conoce como la enfermedad "silenciosa” porque casi 3 de cada 4 mujeres infectadas y cerca de la mitad de hombres infectados no presentan síntomas. Si hay síntomas, éstos aparecen generalmente entre 1 y 3 semanas después del contagio.
En las mujeres, la bacteria infecta inicialmente el cuello uterino y la uretra (el canal urinario). Las mujeres que tienen síntomas podrían presentar flujo vaginal anormal o una sensación de ardor al orinar. Algunas mujeres siguen sin tener signos ni síntomas cuando la infección se propaga del cuello uterino a las trompas de Falopio (los tubos que conducen los óvulos desde los ovarios hasta el útero); otras presentan dolor de vientre, lumbago, náusea, fiebre, dolor durante el coito o sangrado entre los períodos menstruales. La infección clamidial del cuello uterino puede propagarse al recto.
Los hombres que tienen signos o síntomas podrían presentar secreción del pene o una sensación de ardor al orinar. Los hombres también podrían presentar una sensación de ardor y picazón alrededor de la abertura del pene. El dolor y la inflamación de los testículos es poco frecuente.
Los hombres o mujeres que reciben penetración anal pueden contraer la infección clamidial en el recto, lo cual puede causar dolor rectal, secreciones o sangrado. La clamidia puede hallarse también en la garganta de las mujeres y hombres que han tenido relaciones sexuales orales con una pareja infectada.

Si la clamidia no es tratada, la infección puede avanzar y causar graves problemas reproductivos y de salud con consecuencias a corto y largo plazo. Al igual que la enfermedad, el daño que causa la clamidia es a menudo "silencioso".
En las mujeres, si la infección no es tratada, puede propagarse al útero o a las trompas de Falopio y causar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Esto ocurre hasta en un 40 por ciento de las mujeres que tienen clamidia y no han recibido tratamiento. La EIP puede causar daño permanente a las trompas de Falopio, al útero y a los tejidos circundantes. El daño puede llegar a causar dolor pélvico crónico, infertilidad y embarazo ectópico (embarazo implantado fuera del útero) que es potencialmente mortal. Las mujeres infectadas con clamidia tienen hasta cinco veces más probabilidades de infectarse con el VIH, si están expuestas al virus.
Para ayudar a prevenir las graves consecuencias de la clamidia, se recomienda que las mujeres sexualmente activas de 25 años de edad o menos se realicen una prueba de detección de la clamidia al menos una vez al año. También se recomienda que las mujeres de mayor edad que están expuestas al riesgo de contraer clamidia (por ejemplo, si tienen una nueva pareja sexual o múltiples parejas sexuales) se realicen una prueba de detección anual. Todas las mujeres embarazadas deben hacerse una prueba de detección de la clamidia.
Las complicaciones entre los hombres son poco comunes. En ocasiones, la infección se propaga al epidídimo (el tubo que conduce el esperma desde los testículos) y causa dolor, fiebre y, rara vez, esterilidad.
En muy pocos casos, la infección clamidial genital puede causar artritis que puede estar acompañada de lesiones en la piel e inflamación de los ojos y de la uretra (síndrome de Reiter).

Hay cierta evidencia de que en las mujeres embarazadas, las infecciones clamidiales que no reciben tratamiento pueden propiciar partos prematuros. Los bebés que nacen de mujeres infectadas pueden contraer infecciones clamidiales en los ojos y en el tracto respiratorio. La clamidia es una de las causas principales de aparición temprana de neumonía y conjuntivitis (ojo rosado) entre los recién nacidos.

Existen pruebas de laboratorio para diagnosticar la clamidia. Algunas de estas pruebas pueden realizarse en la orina, otras pruebas requieren que la muestra sea obtenida de lugares como el pene o el cuello uterino.

La clamidia puede ser fácilmente tratada y curada con antibióticos. Los tratamientos más frecuentemente utilizados son una dosis única del medicamento azitromicina o una semana de tratamiento con doxiciclina (dos veces al día). Las personas VIH positivas que tienen clamidia deben recibir el mismo tratamiento que las personas que son VIH negativas.
Todas las parejas sexuales deben ser evaluadas, hacerse las pruebas y recibir tratamiento. Las personas que tienen clamidia deben abstenerse de tener relaciones sexuales hasta que ellas y sus parejas sexuales hayan terminado el tratamiento, de lo contrario podrían volverse a infectar.
Las mujeres cuyas parejas sexuales no han recibido el tratamiento adecuado sufren un alto riesgo de volverse a infectar. Tener infecciones múltiples aumenta el riesgo de que la mujer tenga graves complicaciones en su salud reproductiva, entre ellas la infertilidad. Las mujeres, especialmente las adolescentes, deben considerar hacerse de nuevo la prueba tres o cuatro meses después del tratamiento. Esto es de especial importancia cuando la mujer no sabe si su pareja sexual ha recibido tratamiento.

La manera más segura de evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual es absteniéndose del contacto sexual o tener una relación duradera, mutuamente monógama, con una pareja a quien se le han hecho las pruebas y se sabe que no está infectada.
Los condones de látex en los hombres, cuando se usan de manera habitual y correcta, pueden reducir el riesgo de transmisión de la clamidia.
Se recomienda que todas las mujeres sexualmente activas de 25 años de edad y menos se realicen una prueba anual de detección de la clamidia. También se recomienda que las mujeres de mayor edad que están expuestas al riesgo de contraer clamidia (por ejemplo, si tienen una nueva pareja sexual o múltiples parejas sexuales) se realicen una prueba de detección anual. Todas las mujeres embarazadas deben hacerse una prueba de detección de la clamidia.
Todo síntoma genital, como por ejemplo secreción o ardor al orinar, una úlcera poco usual o una irritación, debe ser razón para dejar de tener relaciones sexuales y consultar a un proveedor de atención médica de inmediato. Si la persona ha sido tratada contra la clamidia (o contra otra enfermedad de transmisión sexual), debe informar de esto a todas sus parejas sexuales recientes para que éstas consulten a un proveedor de atención médica y reciban tratamiento. Esto reduce el riesgo de que las parejas sexuales presenten complicaciones graves por la tricomoniasis y reduce el riesgo de reinfección en las personas con clamidia. La persona y todas sus parejas sexuales deben evitar tener relaciones sexuales hasta que hayan terminado su tratamiento contra la clamidia.

Enfermedades de transmisión sexualSexually Transmitted Diseases - Home Page (en inglés)Chlamydia - Topic Page (en inglés)Enfermedades de transmisión sexual y embarazoOrder Publications Online (en inglés)
Para información sobre las ETS y para remisiones a clínicas de atención de las ETSCDC-INFO 1-800-CDC-INFO (800-232-4636)TTY: 1-888-232-6348En inglés y en español
CDC National Prevention Information Network (NPIN es la Red Nacional de Información sobre Prevención de los CDC) P.O. Box 6003Rockville, MD 20849-60031-800-458-52311-888-282-7681 Fax1-800-243-7012 TTYCorreo electrónico: info@cdcnpin.org
American Social Health Association (ASHA)P. O. Box 13827Research Triangle Park, NC 27709-38271-800-783-9877
Fuentes
Centers for Disease Control and Prevention. Sexually Transmitted Diseases Treatment Guidelines 2002. MMWR 2002;51(no. RR-6).
Centers for Disease Control and Prevention. Sexually Transmitted Disease Surveillance, 2004. Atlanta, GA: U.S. Department of Health and Human Services, September 2005.
Stamm W E. Chlamydia trachomatis infections of the adult. In: K. Holmes, P. Sparling, P. Mardh et al (eds). Sexually Transmitted Diseases, 3rd edition. New York: McGraw-Hill, 1999, 407-422.
Weinstock H, Berman S, Cates W. Sexually transmitted disease among American youth: Incidence and prevalence estimates, 2000. Perspectives on Sexual and Reproductive Health 2004; 36: 6-10.
El contenido de esta página fue revisado en abril de 2006
Descargo de responsabilidad: Los enlaces a organizaciones no federales que se encuentran en este sitio se ofrecen solamente como un servicio a nuestros usuarios. Estos enlaces no constituyen un respaldo de los CDC ni del gobierno federal a estas organizaciones y a sus programas y así debe ser entendido. Los CDC no se hacen responsables por el contenido de las páginas en la Red de organizaciones individuales que pueda encontrar en estos enlaces.


La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual (ETS), provocada por la Neisseria gonorrhoeae, una bacteria que puede crecer y multiplicarse fácilmente en áreas húmedas y tibias del tracto reproductivo, incluidos el cuello uterino (la abertura de la matriz), el útero y las trompas de Falopio (también llamadas oviductos) en la mujer, y en la uretra (conducto urinario) en la mujer y en el hombre. Esta bacteria también puede crecer en la boca, la garganta, los ojos y el ano.

La gonorrea es una enfermedad infecciosa muy frecuente. Los CDC calculan que más de 700,000 personas en los EE.UU. contraen nuevas infecciones por gonorrea al año. Solamente cerca de la mitad de estas infecciones son comunicadas a los CDC. En el año 2002, se reportaron 351,852 casos de gonorrea a los CDC. La tasa nacional de casos de gonorrea disminuyó entre 1975 y 1997 a raíz de la puesta en práctica del programa nacional para el control de la gonorrea, a mediados de la década de 1970. Después de un pequeño aumento en 1998, la tasa de la gonorrea ha disminuido levemente desde 1999. En el año 2002, la tasa reportada de esta infección fue de 125 por cada 100,000 personas.

La gonorrea se transmite por contacto con el pene, la vagina, la boca o el ano. No es necesario que se dé la eyaculación para transmitir o contraer la gonorrea. La gonorrea también puede transmitirse de madre a hijo durante el parto.
Las personas que han tenido gonorrea y han sido tratadas pueden infectarse nuevamente si tienen relaciones sexuales con una persona que tiene la enfermedad.

Toda persona sexualmente activa puede infectarse con gonorrea. En los Estados Unidos, las tasas más altas de infección se registran entre adolescentes sexualmente activos, jóvenes adultos y afro-americanos.

Aun cuando es probable que muchos hombres con gonorrea no tengan ningún síntoma, en algunos aparecerán algunos signos y síntomas de dos a cinco días después de contraer la infección. Algunos síntomas pueden tardar hasta 30 días en aparecer. Entre los signos y síntomas se encuentran la sensación de ardor al orinar y una secreción blanca, amarilla o verde del pene. Algunas veces a los hombres con gonorrea les duelen los testículos o se les inflaman.
La mayoría de las mujeres con gonorrea no tienen síntomas, y si los tienen, éstos son leves. Incluso cuando tienen síntomas, pueden ser tan poco específicos que se confunden con los síntomas de una infección vaginal o de cistitis. Entre los primeros síntomas y signos en las mujeres se encuentran una sensación de dolor o ardor al orinar, aumento del flujo vaginal y hemorragia vaginal entre períodos. Las mujeres con gonorrea están expuestas al riesgo de tener graves complicaciones de la infección, independientemente de la presencia o gravedad de los síntomas.
Entre los síntomas de infección rectal tanto en hombres como en mujeres, puede haber secreción, picazón, dolor y sangrado en el ano y dolor al defecar. También es probable que la infección rectal no esté acompañada de síntomas. Las infecciones de la garganta puede que provoquen dolor de garganta, pero por lo general no se presenta ningún síntoma.

Cuando la gonorrea no es tratada, puede provocar problemas graves y permanentes de salud tanto en hombres como en mujeres.
En las mujeres, la gonorrea es una causa frecuente de enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Anualmente, cerca de un millón de mujeres en los Estados Unidos contraen EIP. Las mujeres con EIP no tienen necesariamente síntomas. Pero cuando sí se presentan, pueden ser muy graves e incluir dolor abdominal y fiebre. La EIP puede provocar abscesos internos (pústulas llenas de pus difíciles de curar) y dolor pélvico crónico prolongado. La EIP puede causar daños a las trompas de Falopio y producir infertilidad o aumentar el riesgo de un embarazo ectópico. El embarazo ectópico es una afección potencialmente mortal en la cual un óvulo fecundado crece fuera del útero, usualmente en una trompa de Falopio.
En los hombres, la gonorrea puede provocar epididimitis, una afección dolorosa de los testículos que puede provocar infertilidad si no es tratada.
La gonorrea puede propagarse a la sangre y a las articulaciones. Esta afección puede ser potencialmente mortal. Además, las personas con gonorrea pueden fácilmente infectarse con el VIH, el virus que causa el SIDA. Las personas infectadas con VIH que tienen gonorrea tienen más probabilidad de transmitir el VIH a otra persona.

Si una mujer embarazada tiene gonorrea, es probable que le transmita la infección a su bebé cuando éste pasa por la vía de parto durante el nacimiento, lo que puede provocar ceguera, infección en las articulaciones y una infección sanguínea potencialmente mortal en el bebé. Tratar la gonorrea tan pronto como es detectada en la mujer embarazada reducirá el riesgo de estas complicaciones. Se aconseja que las mujeres embarazadas vean a un proveedor de atención médica para que sean examinadas y se les hagan las pruebas y el tratamiento necesarios.

Existen varias pruebas de laboratorio para diagnosticar la gonorrea. Un médico o una enfermera puede tomar una muestra de las partes del cuerpo que pudieran estar infectadas (cuello uterino, uretra, recto o garganta) y enviarla a un laboratorio para que sea analizada. La gonorrea presente en el cuello uterino o en la uretra puede ser diagnosticada en el laboratorio con un sencillo análisis de una muestra de orina. Una prueba rápida de laboratorio que puede realizarse en algunas clínicas y consultorios médicos es la prueba de tinción de Gram. La tinción de Gram de una muestra de la uretra o del cuello del útero permite al médico visualizar la bacteria en el microscopio. Este examen funciona mejor en los hombres que en las mujeres.

Existen varios antibióticos con los cuales se puede tratar exitosamente la gonorrea en adolescentes y adultos. Sin embargo, ha estado aumentando el número de cepas de gonorrea resistentes a las medicinas en muchas partes del mundo, incluidos los Estados Unidos, por lo que el tratamiento de la gonorrea se hace cada vez más difícil. Dado que muchas personas con gonorrea también tienen clamidia, otra enfermedad de transmisión sexual, se suele recetar antibióticos para tratar ambas infecciones al mismo tiempo. Se recomienda que las personas con gonorrea también se hagan pruebas para detectar otras ETS.
Para curar la gonorrea, es necesario tomar toda la medicina recetada. Si bien la medicina detendrá la infección, no remediará ninguna lesión permanente provocada por la enfermedad. Las personas que han tenido gonorrea y se han curado, pueden contraer nuevamente la enfermedad si tienen relaciones sexuales con personas infectadas con gonorrea. Si los síntomas en una persona persisten después del tratamiento, debe regresar al médico para que sea evaluada nuevamente.

La manera más segura de evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual es absteniéndose del contacto sexual o tener una relación duradera, mutuamente monógama, con una pareja a quien se le han hecho pruebas y se sabe que no está infectada.
Los condones de látex, cuando se usan de manera habitual y correcta, pueden reducir el riesgo de transmisión de la gonorrea.
Todo síntoma genital, como por ejemplo secreción o ardor al orinar, una úlcera poco usual o una irritación, debe ser razón para dejar de tener relaciones sexuales y consultar a un proveedor de atención médica de inmediato. Si a una persona se le ha diagnosticado gonorrea y ha recibido tratamiento contra esta enfermedad, debe informarle de esto a todas sus parejas sexuales recientes para que éstas vean a un proveedor de atención médica y reciban tratamiento. Esto reducirá el riesgo de que las parejas sexuales presenten complicaciones graves por la gonorrea y reducirá el riesgo de reinfección en una persona. La persona con gonorrea y todas sus parejas sexuales deben evitar tener relaciones sexuales hasta que hayan terminado su tratamiento contra la enfermedad.

Como parte de su misión relacionada con la salud pública, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) lideran los esfuerzos a nivel nacional para ayudar a controlar la epidemia del VIH mediante el trabajo con socios comunitarios, estatales, nacionales e internacionales en actividades de vigilancia, investigación, prevención y evaluación. Estas actividades son de una importancia crítica porque, según cálculos de los CDC, más de un millón de estadounidenses viven con el VIH, y entre un 24 y un 27% de estas personas no saben que tienen la infección.
Además, el número de personas que viven con SIDA está en aumento debido a la eficacia de las nuevas terapias con drogas que mantienen saludables durante más tiempo a las personas con VIH y que han reducido drásticamente la tasa de mortalidad. El objetivo de los programas de los CDC es mejorar el tratamiento, los cuidados y el apoyo para las personas que viven con el VIH o el sida, además de mejorar la capacidad de atención médica y la infraestructura para hacer frente a la epidemia del VIH y el sida tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo.
Inicio de la página
Divisiones para la Prevención del VIH/SIDA (DHAP)
La mayor parte de los esfuerzos de prevención del VIH/SIDA que llevan a cabo los CDC están bajo la responsabilidad del Centro Nacional para la Prevención de VIH/SIDA, Hepatitis Viral, ETS y TB (National Center for HIV/AIDS, Viral Hepatitis, STD and TB Prevention, NCHHSTP), que forma parte del Centro Coordinador de Enfermedades Infecciosas (Coordinating Center for Infectious Diseases, CCID). Dentro de este Centro hay dos Divisiones para la Prevención del VIH/SIDA (DHAP) encargadas de la misión de prevenir la infección por el VIH y reducir la incidencia de enfermedades y muertes relacionadas con el VIH.
La Unidad de Apoyo e Investigación de Intervenciones de la División para la Prevención del VIH/SIDA (DHAP-IRS) ofrece apoyo y liderazgo nacional a la planificación y a las investigaciones sobre la prevención del VIH, la puesta en marcha y la evaluación, con base en la evidencia, de los programas de prevención del VIH destinados a las personas afectadas por la infección del VIH o que corren el riesgo de infección. Las cinco subdivisiones que forman parte de la DHAP-IRS son las siguientes:
La Subdivisión del Programa de Prevención (Prevention Program Branch) elabora, planifica, pone en práctica y gestiona las estrategias y los recursos para la prevención del VIH con los departamentos de salud pública locales y estatales, las organizaciones de base comunitaria y otras organizaciones no gubernamentales. Junto con este amplio grupo de socios en el sector privado y de salud pública, la subdivisión pone en práctica y monitoriza programas, políticas y actividades de apoyo a los esfuerzos de prevención del VIH/SIDA.
La Subdivisión de Formación de la Capacidad (Capacity Building Branch) trabaja con organizaciones asociadas para fortalecer y respaldar la capacitación de la fuerza laboral que trabaja en la prevención del VIH en los Estados Unidos y sus territorios. Esta subdivisión se encarga de garantizar que la formación de la capacidad se haga sobre la disponibilidad de bases científicas y culturales adecuadas, en las que se incluyan la asistencia técnica, la capacitación, la información y la transferencia de tecnología.
La Subdivisión de Investigaciones para la Evaluación de Programas (Program Evaluation Research Branch) evalua la eficacia, los costos y el impacto de las intervenciones para la prevención del VIH, las estrategias, las políticas y los programas para el mejoramiento y rendición de cuentas; elabora y mejora los métodos y sistemas de evaluación; y sirve como recurso para evaluar la formación de la capacidad.
La Subdivisión de Comunicaciones e Información Técnica (Technical Information and Communications Branch) elabora, produce y difunde comunicaciones científicas, estadísticas, visuales y técnicas sobre el VIH/SIDA entre los proveedores públicos y privados, las personas en riesgo y el público en general. Entre los proyectos principales para difundir información sobre la prevención del VIH se encuentran la elaboración de publicaciones, las transmisiones por satélite, las campañas de concientización pública, la conferencias a nivel nacional, los sitios web, las exposiciones y las líneas de información como la CDC-Info.
La Subdivisión de Investigaciones para la Prevención (Prevention Research Branch) realiza investigaciones conductuales y operativas para diseñar, probar y sintetizar las intervenciones sostenibles para prevenir la transmisión del VIH.
La División para la Prevención, Vigilancia y Epidemiología del VIH/SIDA (Division of HIV/AIDS Prevention-Surveillance and Epidemiology, DHAP-SE) ejerce un liderazgo nacional en la vigilancia y las investigaciones para la prevención del VIH y elabora y pone a prueba intervenciones biomédicas eficaces para reducir la transmisión del VIH y la evolución de la enfermedad del VIH en los Estados Unidos y a nivel internacional. El objetivo de estas actividades es guiar la elaboración, puesta en práctica y evaluación, con base en la evidencia, de los programas de prevención del VIH dirigidos a las personas afectadas por la infección del VIH o en riesgo de infección. Las cinco subdivisiones que forman parte de la DHAP-SE son las siguientes:
La Subdivisión de Epidemiología (Epidemiology Branch) diseña y realiza estudios de intervención epidemiológica, conductual y biomédica en los Estados Unidos y a nivel internacional para determinar los factores de riesgo y los modos de transmisión de la infección por el VIH y para reducir la incidencia de la infección por el VIH y la evolución de la enfermedad.
La Subdivisión de Incidencia del VIH y de Vigilancia de Casos (HIV Incidence and Case Surveillance Branch) lleva a cabo un programa nacional de investigaciones y vigilancia para monitorizar y tipificar la epidemia del VIH/SIDA, sus factores determinantes y su impacto, para guiar la acción de la salud pública a nivel federal, estatal y local. Este programa incluye la vigilancia de la infección por el VIH y el SIDA en cooperación con los departamentos de salud estatales y locales para proporcionar datos de población que sirvan para la investigación, la evaluación y la prevención a nivel nacional, estatal y local.
La Subdivisión de Vigilancia Conductual y Clínica (Behavioral and Clinical Surveillance Branch, lleva a cabo rigurosos estudios de investigación y pone en práctica sistemas de vigilancia del VIH para satisfacer las necesidades críticas de prevención del VIH a nivel local, estatal y nacional de contar con una tipificación de las personas en riesgo de contraer la infección por el VIH, quienes la han contraído en forma reciente o aquellas personas que tienen morbilidades relacionadas con el VIH. Esta subdivisión también elabora y hace demostraciones de las mejores prácticas preventivas a nivel tecnológico y de laboratorio para llevarlas a la práctica en el área de la salud pública en forma eficiente desde su fase de desarrollo.
La Subdivisión de Laboratorios (Laboratory Branch) apoya las metas de la DHAP para la prevención del VIH en lo que respecta a ensayos clínicos, transmisión viral, diagnóstico e incidencia, investigación de las intervenciones con microbicidas, vacunas y quimoprofilaxis y realiza asimismo investigaciones sobre otros retrovirus zoonóticos y humanos. Este laboratorio también elabora nuevas metodologías para la detección, cuantificación, aislamiento, evolución, modelado animal y vigilancia del VIH, incluida la resistencia a las drogas.
La Subdivisión de Informática y Ciencias Cuantitativas (Quantitative Sciences and Informatics Branch) proporciona apoyo estadístico, informático y de economía de prevención para apoyar las actividades programáticas y científicas relacionadas con el VIH/SIDA dentro de la división.
Ver organigrama de las dos Divisiones para la Prevención del VIH/SIDA.
Inicio de la página
Otras actividades de prevención del VIH/SIDA en los CDC
Además de las Divisiones para la Prevención del VIH/SIDA, las siguientes oficinas de los CDC también ofrecen actividades de prevención del VIH:
El Programa Global del SIDA (GAP), en inglés, ayuda a países de escasos recursos a prevenir la infección por el VIH; a mejorar los tratamientos, la atención y el apoyo de las personas que viven con el VIH; y a formar la capacidad e infraestructura para atender la pandemia global del VIH/SIDA.
La División de Promoción de la Calidad en los Servicios de Salud (DHQP), en inglés del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas (NCID) ejerce el liderazgo en la detección, prevención y control de la transmisión de la infección por el VIH en las instalaciones de salud y apoya los esfuerzos del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos (US Public Health Service), los departamentos de salud estatales y locales, los hospitales y las organizaciones profesionales (en todo el mundo).
La División de Salud de Adolescentes y Salud Escolar del Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud (NCCDPHP), en inglés, apoya a las agencias de educación locales, territoriales y estatales y a las organizaciones no gubernamentales para que ayuden a las escuelas y organizaciones comunitarias para jóvenes en la formación de la capacidad que les permita proporcionar programas educativos eficaces de prevención del VIH. La División de Salud Reproductiva (Division of Reproductive Health), en inglés, realiza investigaciones epidemiológicas, operativas y de conducta aplicada sobre la prevención del VIH en las mujeres en riesgo de contraer tanto el VIH como de sufrir un embarazo no planeado.
La División de Ciencias de Laboratorio del Centro Nacional de Salud Ambiental (National Center for Environmental Health’s, NCEH), en inglés, a través de su Subdivisión de Detección General de Enfermedades en el Recién Nacido (Newborn Screening Branch), en inglés, opera un programa de garantía de calidad de componentes múltiples para los laboratorios que realizan pruebas con muestras de sangre seca para la detección de anticuerpos del VIH, proporciona servicios analíticos y de elaboración de métodos para el análisis de Zidovudine y otras drogas antiretrovirales en estudios epidemiológicos y ofrece servicios de consultoría para las dudas que surjan en torno a los procesos de garantía de calidad en los laboratorios.
El Centro Nacional de Estadísticas de Salud (National Center for Health Statistics, NCHS) recoge una variedad de información relacionada con el VIH/SIDA a través de muchos de sus sistemas de bases de datos. En esta información se incluyen datos sobre las muertes relacionadas con el VIH, el uso de los servicios de salud, el conocimiento sobre el VIH y las actitudes frente a la prueba de detección de la enfermedad.
El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (National Institute for Occupational Safety and Health, NIOSH), diseña, pone en práctica y evalúa estrategias para prevenir la transmisión ocupacional del VIH, con un énfasis especial en controles técnicos y equipos de protección personal. NIOSH también evalúa los factores conductuales y organizativos que influyen en las estrategias de prevención.
La División de Servicios de Capacitación y Programas de Estudios (Training and Curriculum Services Division) de la Oficina para el Desarrollo Profesional y Laboral (Office of Workforce and Career Development) fortalece y mejora las prácticas comunitarias de prevención del VIH mediante consultas sobre el diseño, la entrega y la evaluación de la capacitación de laboratorios.
La División de Asociaciones de Cooperación en Salud Pública (Division of Public Health Partnerships) del National Center for Health Marketing’s (NCHM) mejora la calidad de las pruebas de detección del VIH/SIDA y de otras enfermedades relacionadas que llevan a cabo laboratorios clínicos y de salud pública. Los expertos en sistemas de calidad de laboratorios y los experimentados gerentes de laboratorios de la División trabajan en colaboración con clientes y científicos de laboratorio para identificar debilidades y mejorar las prácticas mediante la asistencia técnica directa, la elaboración de guías y normas de garantía de calidad y la capacitación.
Inicio de la página
Estrategia de prevención del VIH/SIDA de los CDC
Las actividades de prevención del VIH de los CDC en las últimas dos décadas se han dedicado a ayudar a las personas que no están infectadas por el VIH, pero que tienen alto riesgo de contraer el virus, a cambiar y mantener comportamientos que las mantengan alejadas de la infección. La fuerza impulsora del enfoque de los CDC para la prevención del VIH en la tercera década es la iniciativa: Avance en la prevención del VIH: Nuevas estrategias frente a una epidemia cambiante, página en inglés, (Advancing HIV Prevention: New Strategies for a Changing Epidemic). Esta iniciativa se propone reducir las barreras que impiden el diagnóstico temprano de la infección por VIH y aumentar el acceso al cuidado médico y al tratamiento de calidad y aumentar los servicios de prevención permanentes para las personas a quienes se les ha diagnosticado el VIH.
La iniciativa favorece la aplicación de enfoques de salud pública de comprobada eficacia para reducir la incidencia y la propagación de la enfermedad y se vale de las nuevas tecnologías de pruebas rápidas, de intervenciones que hacen que las personas que no saben que están infectadas se hagan las pruebas de detección del VIH, y de intervenciones relacionadas con el comportamiento que enseñan destrezas de prevención a las personas que viven con el VIH.
La iniciativa consta de cuatro estrategias claves:
Hacer de las pruebas del VIH una rutina en la atención médica
Poner en práctica nuevos modelos para diagnosticar las infecciones por el VIH fuera de los centros médicos.
Prevenir nuevas infecciones mediante el trabajo con personas a quienes se les ha diagnosticado el VIH y con sus parejas sexuales, así como con otras personas que corren un riesgo alto de infección
Seguir disminuyendo la transmisión del VIH de madre a hijo
Para obtener información más detallada sobre la forma en que los CDC están respondiendo a la epidemia cambiante del VIH/SIDA, lea el informe (en inglés) HIV Prevention in the Third Decade. En Programs in Brief de los CDC se ilustran el alcance de las actividades de los CDC para la prevención del VIH/SIDA, así como las metas para contar con gente más segura y saludable aquí y alrededor del mundo. Cada descripción incluye una declaración sobre un tema o problema de salud pública relacionado con el VIH/SIDA, presenta las actividades y los logros de los CDC e identifica los pasos para seguir adelante.
Inicio de la páginaFinanciación de las actividades de prevención del VIH/SIDA
Durante el año fiscal 2004, cerca del 88% de los fondos de prevención contra el VIH de la DHAP se distribuyeron en forma externa, mediante acuerdos de cooperación, subsidios y contractos, principalmente a agencias locales y estatales, y en especial, a los departamentos de salud.
Inicio de la página
Publicaciones del personal de la División para la Prevención del VIH/SIDA (en inglés) (hasta junio de 2005)
Lista de publicaciones de 2005--Personal de la División para la Prevención del VIH/SIDA
Lista de publicaciones de 2004--Personal de la División para la Prevención del VIH/SIDA

1 comentarios:

Santiago Chiva, Granada dijo...

Hola. En las campañas para evitar enfermedades de transmisión sexual suele calificarse de irreal la posibilidad de evitar comportamientos de riesgo en los jóvenes. Y por eso se les aconseja el preservativo. Pero no se recuerda que a veces falla y que algunas enfermedades, como el virus del papiloma humano, se transmite aunque haya preservativo. Los jóvenes captan el mensaje de que el preservativo garantiza el sexo seguro y que retardar el comienzo de las relaciones y en su momento, tener una pareja estable es imposible. Y claro, eso no les ayuda en su autoestima ni les da confianza en sí mismos.

Gracias por escuchar mi opinión un tanto contracorriente
Santiago
http://opinionciudadano.blogspot.com

 
lo mejor de la red | Designed by Techtrends | © 2007-2008 All rights reserved